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EL SIGLO DEL ABSOLUTISMO
 
L'Etat, c'est moi. Luis XIV. 

En el siglo XVII, la forma de gobierno que se desarrollo en la mayor parte de los países europeos fue la monarquía absoluta, que se caracterizaba por la concentración del poder en manos del monarca que gobernaba sin contar con instituciones tradicionales como las cortes o los parlamentos. Este tipo de monarquía se basó en la teoría del origen divino del poder, por la que el rey sólo debía responder de sus actos ante Dios, y no ante sus súbditos. Los reyes reforzaron su poder mediante la implantación de una organización territorial centralizada, con el control de los impuestos y con la formación de ejercitos permantes. Esto supuso que la nobleza y el clero, aunque conservaron sus privilegios, perdieron parte del poder político que habían tenido anteriormente.

 

Una de las monarquías absolutas más representativas de aquella Europa fue la francesa, donde reinaba la Casa de Borbon desde 1589. Luis XIV, conocido con el sobrenombre del "Rey Sol" fue el rey absoluto por excelencia.

 

LA FRANCIA DEL REY SOL.

 

Cuando, en 1661, Luis XIV llegaba a la mayoría de edad, Francia era el Estado más fuerte, más rico y más poblado de Europa.

Sobre estas bases, el monarca francés se propuso cimentar su poder absoluto persiguiendo dos objetivos claros: a) que el poder personal del rey fuera realmente limitado; b) que el poder de la monarquía francesa se reconociera tanto en el interior como en el exterior.

Para lograr estos dos objetivos, Luis IV tomó diversas medidas:

  • Convirtió la Corte de Versalles en un lugar suntuoso en el que los nobles se desvivían por hacer brillante la vida del rey.

  • Se rodeó de eficaces ministros, como Colbert, que le ayudaban a controla directamente todos los asuntos.

  • Restableció la unidad religiosa de Francia revocando el Edicto de Nantes, por el que se había concedido libertad a los protestantes. Esta medida obligó a muchos hugonotes a huir de Francia.

Con todas estas medidas, Luis XIV consiguió una Francia más fuerte y una administración controlada directamente por el rey.

 

Poco antes de que Luis XIV fuera declarado mayor de edad, Francia había conseguido despojar a España de muchas posesiones en Europa. Por la Paz de los Pirineos (1659) pasaron a Francia el Rosellón, la Cerdaña y numerosas plazas españolas en Flandes. Luis XIV continuó esta política expansionista.

En su política exterior, Luis XIV pretendía dar a Francia sus fronteras naturales: el Rhin por el Este y los Pirineos por el Sur. Para lograrlo, practicó una política agresiva ante la cual Europa se alarmó.

El Absolutismo. 

Tiel, Justus (1550-1599). Alegoría de la educación de Felipe III. Museo del Prado.

 

El futuro Felipe III aparece representado con carácter de príncipe heredero. Tras el príncipe, el Tiempo aparta a Cupido -el Vicio representado por un amorcillo que lleva los ojos tapados- y le pone delante la imagen alegórica de la Virtud, entendida como un compendio de las cuatro virtudes cardinales, ya que porta los atributos de sus personificaciones: la balanza alude a la Justicia, el caduceo a la Prudencia, la espada a la Fortaleza y, el freno del caballo a la Templanza

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A la muerte de Felipe IV de España, Luis XIV invadió los Países Bajos españoles, donde por la Paz de Aquisgrán (1678), pasaron a manos de Francia.

Invadió Holanda, a la que ayudaron España y Alemania. En esta guerra España perdió el Franco Condado y varias plazas flamencas que, por la Paz de Nimega (1678) pasaron a manos de Francia.

Derrotó a la Liga de Augsburgo, formada por Alemania, España y Holanda, pero, por la Paz de Ryswick (1697) devolvió a España todas las plazas arrebatas en esta guerra, ya que Luis XIV tenía una aspiración más grande: que un miembro de su familia ocupara el trono español.

 

ALEMANIA: LA GUERRA DE LOS TREINTA AÑOS.

 

Entre 1618 y 1648, tuvo lugar en Alemania una larga guerra que, por su duración, se conoce con el nombre de la guerra de los Treinta Años.

Al principio, la guerra tuvo un carácter religioso, ya que enfrentó a protestantes y católicos. Pero casi todas las potencias europeas terminaron por intervenir a favor de uno  u otro bando.

Tras las claras victorias iniciales, el emperador Fernando II promulgó el Edicto de Restitución, por el que se devolvían a la Iglesia católica las posesiones de que había sido despojada durante la Reforma protestante.

España intervino a favor de los católicos, y Holanda, Dinamarca y Suecia, con el apoyo de Francia, lo hicieron a favor de los protestantes.

La guerra terminó con la Paz de Westfalia (1648), por la que España reconoció la independencia de Holanda.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Luis XIV, rey de Francia. Anónimo. Museo del Prado.  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Leonardo, Jusepe (1601-1652). Rendición de Juliers (1634-1635). Museo del Prado. 

La rendición de la ciudad renana de Juliers (o Jülich), ocupada desde 1610 por las tropas francesas de Mauricio de Nassau, ante el ejército mandado por el general don Ambrosio de Spínola, marqués de los Balbases y futuro triunfador unos años más tarde en Breda, fue uno de los hechos más sobresalientes de los comienzos de la Guerra de los Treinta Años (1618-1648). 

 

 

 

 

 

 

 

INGLATERRA Y HOLANDA: DOS EXCEPCIONES AL ABSOLUTISMO.

 

El sistema absolutista se impuso en toda Europa durante el siglo XVII. Sin embargo, hubo dos excepciones, Inglaterra y Holanda, donde el Absolutismo no llegó a triunfar.

Inglaterra

El rey Carlos I Estuardo quiso implantar el absolutismo, pero el Parlamento inglés se opuso e inició una insurrección contra el monarca. Tras una cruenta guerra civil, Carlos I fue derrotado y todo el poder pasó al Parlamento, que, en 1649, ordenó la ejecución del rey.

Se proclamó entonces la república, pero cuatro años después Oliverio Cromwell se adueñó del poder, suprimió el Parlamento y gobernó de forma absoluta, aunque Inglaterra seguía siendo oficialmente una república.

A  la muerte de Cromwell, la dinastía Estuardo fue restaurada en el trono en la personas de Carlos II. Jacobo II intentó restablecer la religión católica, pero la oposición en el país fue muy fuerte y el Parlamento ofreció la corona a Guillermo III de Orange, que, tras desembarcar con su ejército en Inglaterra, fue proclamado rey. El nuevo rey aceptó la Declaración de Derechos, que limitaba el poder real y subordinaba la persona del rey al Parlamento.

Holanda

Después de su independencia, Holanda se gobernó como una república, en la que el poder era controlado por diversas asambleas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LA CRISIS DEMOGRÁFICA.

 

El crecimiento demográfico que se dio en Europa desde el siglo XVI se frenó en el siglo XVII. La población del continente, sin contar con Rusia, pasó de algo menos de 71 millones de personas en 1600 a 75 millones en 1700. Sin embargo, este proceso no fue general ni uniforme.

 

En la Europa central y oriental y en el área mediterránea se produjo el mayor descenso de población. En Francia la crisis comenzó en 1680 y sus efectos se prolongaron hasta mediados del siglo XVIII. En el norte y noroeste de Europa, sin embargo, el crecimiento de la población continuó con tasas altas.

 

 

LA CRISIS ECONÓMICA. 

 

El siglo XVII también fue un periodo de estancamiento económico para Europa. Sin embargo, la crisis no afecto igual a todas  las zonas del continente. 

 

La agricultura.

 

En el siglo XVII la producción descendió. Los métodos de cultivo eran muy deficiente y agotaron la capacidad de regeneración de los suelos. A esto se unió la bajada de los precios agrícolas y el aumento de los costes de producción.

 

Solamente los Países Bajos e Inglaterra consiguieron mantener el crecimiento de la producción agrícola, gracias a la introducción de métodos nuevos de cultivo que favorecían la fertidad de los suelos. 

 

La industria. 

 

Desde la Edad Media la industria se basaba en los gremios. Los gremios eran asociaciones de artesanos de las ciudades que regulaban todo el proceso industrial, desde la compra de materias primas hasta el precio de las mercancias. 

 

En el siglo XVII el sistema gremial entró en crisis en toda Europa porque surgieron otras formas más baratas de producir manufacturas. Estas nuevas formas de producción no se dieron en todos los países. Persistieron en Italia y España mientras en Inglaterra, Países Bajos y algunas zonas de Francia se iniciaba el trabajoa a domicilio.

 

EL COMERCIO.

 

En el siglo XVI, las antiguas potencias comerciales (España, Italia y la Hansa) entraron en crisis y la hegemonía en el comercio mundial pasó  primero a las Provincias Unidas y luego a Inglaterra.

 

España y Portugal fueron incapaces de hacer respetar el monipolio comercial con sus imperios coloniales. Las Provincias Unidas, Francia e Inglaterra aprovecharon esta situacuón para crear sus propios imperios comerciales y para introducir sus mercancias en los imperios español y portugués.

 

EL SIGLO DEL MERCANTILISMO.

 

El mercantilismo es una doctrina económica según la cual la riqueza de una país se mide por la cantidad de oro y de planta que posee: se trata de vender mucho y de comprar poco, para que las arcas del Estado estuvieran siempre repletas.

 

El gran representante del mercantilismo fue el francés Cobert, ministro de Hacienda de Luis XIV.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Antonio Van Dyck, Carlos I de Inglaterra a Caballo. Museo del Prado.Siglo XVII.

El rey aparece a caballo, armado. Detrás del rey, sir Thomas Morton, portador del yelmo. Fondo de bosque.El original, pintado hacia 1636, se conserva en la National Gallery de Londres (mide 3,67 x 2,92); en Buckingham Palace se conserva el boceto. Díaz Padrón (2007) considera al ejemplar del Museo del Prado réplica del anterior.

Un siglo de crisis. 

Frans Snyders, taller de Pedro Pablo Rubes, Ceres y pan. Hacia 1620. 

La representación de la diosa de la agricultura y las estaciones Ceres junto al dios Pan no viene descrita en las obras clásicas. Ceres era hija de Saturno y por lo tanto hermana de Júpiter, siendo así diosa primitiva. La idea de Pan como dios surgió en el siglo XV, debido también a su origen primitivo y su vinculación con la tierra y el inicio de todo. De esta manera dos dioses relacionados por la naturaleza, las fuerzas de los elementos, la agricultura y la prosperidad se unen para mostrar la abundancia y la fecundidad. Ceres sujeta el cuerno de la abundancia lleno de diferentes frutas y hortalizas mientras que Pan, a su lado, se inclina hacia ella con un cesto también repleto de frutas. Se observan diferentes bodegones aislados por toda la composición, como en la esquina inferior derecha. Al fondo el paisaje se abre para dar mayor profundidad a la escena y vemos figuras sentadas y una mujer con un canasto en la cabeza, reforzando aún más la simbología de la obra.

Jan Peters, Un puerto de mar. Hacia 1640.

 

Dos grandes navíos con las velas a medio recoger o a medio desplegar están anclados en un puerto de arquitectura clásica. Uno de los viajeros, elegantemente vestido, es conducido en una barca al malecón, donde hay tres caballeros que parecen esperarle. Dos de ellos llevan turbantes, lo que, unido a los edificios clásicos semiderruidos, indica que la escena transcurre en un puerto mediterráneo, con cierta actividad.

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