Desechad tristezas y melancolías. La vida es amable, tiene pocos días y tan sólo ahora la hemos de gozar. Federico García Lorca.
La tristeza es una de las emociones básicas del ser humano, junto con el miedo, la ira, el asco, la felicidad y la sorpresa. Se considera un estado afectivo provocado por un decaimiento de la moral. Es la expresión del dolor afectivo mediante el llanto, el rostro abatido, la falta de apetito, etc..
A menudo nos sentimos tristes cuando nuestras expectativas no se ven cumplidas o cuando las circunstancias de la vida son más dolorosas que alegres.
José Antonio Marina define la tristeza como una pérdida, una desgracia, una contrariedad, que hace imposible la realización de mis deseos o proyectos y provoca un sentimiento negativo, acompañado del deseo de alejarse, de aislamiento y pasividad.
CAMPO SEMÁNTICO DE LA TRISTEZA
Desdicha
Desconsuelo
infelicidad
Dolor
Melancolía
Desolación
Nostalgia
Abandono
Pena
Desamparo
Soledad
LA TRISTEZA EN EL MUSEO DEL PRADO
El Descendimiento. Roger Van Der Weyden, 1443.
La obra se caracteriza por el intenso dramatismo y la expresividad de sus personajes. La ausencia de paisaje hace que nos centremos en las expresiones de las figuras. Por otro lado, el detallismo, el tratamiento de las calidades textiles y las carnaciones es excepcional.
La virgen se ha desvanecido y ha caído al suelo en una postura que repite la del cuerpo muerto de Cristo, sufriendo con él. Tiene los ojos en blanco, entrecerrados. Las lágrimas resbalan por su rostro.
Cristo muerto sostenido por un ángel. Antonello da Messina, 1470.
Ante un paisaje luminoso, de verdes prados y árboles, un ángel lloroso sostiene a Cristo muerto. Cristo aparece con desnudo, cubierto con el paño de pudor y se ve la herida del costado, de la que sale un rastro de sangre. En la mano izquierda se ve la herida del clavo. No hay expresión de dolor en el rostro de Cristo, sino sinceridad; pero sí en el del ángel que lo sostiene, marcado su rostro infantil en una ligera expresión de llano.
La condesa de Chinchón, Francisco de Goya, 1800.
La condesa, con veinte años de edad, fue obligada a casarse con Godoy, el favorito de la reina María Luisa. Goya pinta un rostro dulce y melancólico, que se vuelve hacia la derecha con elegancia, desubriendo su triste condición de "imperfecta casada".
Doña Juana la Loca, Francisco Pradilla y Ortiz, 1877
El pintor consigue la más bella visión romántica de la figura de la reina Juana I de Castilla (1477-1555), personaje en cuya historia re reunían aspectos tan interesantes como la pasión arrebatadora de un amor no correspondido, la locura por desamor, los celos desmedidos, la tristeza y la depresión.
